Entre su guerra comercial y su política fronteriza, el presidente estadounidense (EEUU), Donald Trump, está generando tensión con Canadá y México, coanfitriones del Mundial de fútbol de 2026, así como una dosis de incertidumbre sobre la acogida de espectadores.
Ocho años después, esas buenas vibras han sido eclipsadas por la geopolítica, y la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos a finales de 2024 ensombrece ciertos aspectos de los preparativos para el primer Mundial de fútbol con 48 selecciones.
Si bien Trump ha demostrado su compromiso y estrecha relación con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, ha criticado reiteradamente a Canadá y México desde el inicio de su segundo mandato en la Casa Blanca.
Ha compartido su deseo de restringir el al país de visitantes extranjeros hasta sus provocaciones, como querer convertir a Canadá en el "estado 51" de Estados Unidos.
"La antigua relación que teníamos con Estados Unidos, basada en la profunda integración de nuestras economías y la estrecha cooperación en seguridad y defensa, ha terminado", respondió el primer ministro canadiense, Mark Carney.
"La tensión es buena" 361ll
Al ser consultado sobre el impacto que los aranceles impuestos a Canadá y México podrían tener en el Mundial, Trump respondió que "la tensión es buena; hace las cosas más interesantes".
Sin embargo, la guerra comercial iniciada por el presidente estadounidense ya parece estar perjudicando al sector turístico. Las cifras del gobierno predicen una disminución del 11,6 por ciento en las visitas en marzo de 2025 en comparación con marzo de 2024.
Andrew Zimbalist, profesor de economía del Smith College (Northampton, Massachusetts), no anticipa un "impacto significativo" en el torneo.
"A menos que la situación política internacional se deteriore significativamente y se organice un boicot a gran escala, no preveo un impacto significativo", declaró a la AFP el autor de "Circus Maximus: The Economic Gamble Behind Hosting the Olympics and the World Cup" ("La apuesta económica detrás de la organización de los Juegos Olímpicos y del Mundial de Fútbol").
Una experiencia "sin problemas" para los hinchas u6l54
Los editorialistas se preguntan sobre el posible impacto en los futuros espectadores por la línea dura pregonada por Trump en las fronteras, ya que recientemente se ha denegado la entrada a visitantes de Francia, Alemania, Australia y Canadá o se les ha sometido a prolongados interrogatorios.
"¿De verdad querrán los aficionados al fútbol entrar al país ahora, ser examinados por la policía fronteriza solo por hablar una lengua latina, con el riesgo de acabar detenidos?", se pregunta el Washington Post.
Para colmo de males, el mandatario estadounidense acaba de promulgar una "prohibición de viaje" que restringe la entrada a Estados Unidos a partir del lunes a los nacionales de 12 países e impone restricciones a otros siete.
Esto se aplica principalmente a Irán, que ya se ha clasificado, y potencialmente a Venezuela, que sueña con su primera Copa del Mundo. Según la Casa Blanca, los equipos que participan en el Mundial no se verán afectados.
El grupo de tareas estadounidense para el Mundial, dirigido por Trump, aseguró el mes pasado que todos los aficionados serían bienvenidos y que tendrían una "experiencia sin problemas en cada etapa de su visita".
"Queremos que vengan, se diviertan, vean los partidos. Pero cuando esto termine, tendrán que irse", añadió el vicepresidente, JD Vance.
Para el experto en comunicación deportiva John Zerafa, la istración Trump tendrá que "cortocircuitar" el actual sistema de visados y sus largas demoras.
"Creo que Estados Unidos y la istración Trump harán todo lo posible para que este proceso sea lo más fluido posible", declaró Zerafa a la AFP.
El especialista destacó la "dicotomía entre Trump y su base MAGA (en referencia al eslogan Make America Great Again): Dejas entrar al mundo a tu casa mientras intentas mantenerlo fuera".