Gabriel Soto, científico de datos y representante de Jóvenes Unidos por la Educación, presentó un preocupante análisis del sistema educativo panameño, describiendo la situación actual como una "historia un poco de terror" y "drama", exigiendo voluntad política y capacidad institucional para aplicar soluciones.
- 2020 y 2021, se perdieron el 100 % de las cátedras, lo equivalente a 380 días (considerando un calendario escolar de 190 días).
- Desde 2020 hasta 2025, se acumularon 490 días perdidos.
- Las interrupciones incluyeron en aproximado 45 días en 2022 debido a una crisis por el alto costo de la vida, 25 días por protestas relacionadas con el contrato minero, y varias semanas por la huelga de la Caja de Seguro Social.
- Como resultado, los estudiantes perdieron el 40 % del tiempo efectivo de clases desde 2020 hasta la actualidad.
Desigualdad acentuada y consecuencias laborales 2p3l39
El representante de Jóvenes Unidos por la Educación comentó que la crisis educativa acentuó las desigualdades existentes entre las escuelas particulares y las públicas en Panamá:
- Recuperación desigual: los estudiantes de escuelas privadas lograron recuperar el 65 % de lo perdido durante la pandemia y otras crisis, mientras que los de escuelas públicas solo lograron recuperar entre el 28 % y el 35 %, atribuyendo esto a que las escuelas particulares cuentan con "redes de contingencia" que no se implementan en las públicas.
- Calidad de la jornada escolar: en escuelas particulares es de ocho horas o más, incluyendo actividades extracurriculares, mientras que en las públicas es más corta (7 a 12 u 8 a 1). La duración de las cátedras también difiere, con 45 minutos por clase en escuelas particulares frente a 35 minutos en las públicas, enfatizando que el tiempo y las horas dedicadas a la educación sí hacen una diferencia, siempre que sean horas de calidad efectiva y que se extiendan las actividades extracurriculares que desarrollan habilidades.
Soto detalló las pérdidas educativas que se manifiestan en el ámbito laboral juvenil, manifestando que cada 110 días de clases perdidos, se observó un aumento del 1.59 % en el desempleo juvenil.
En cuanto al impacto diferenciado por género, mencionó que las mujeres enfrentan un 7 % de incremento en la probabilidad de ingresar al campo laboral informal, en comparación con el 3.4 % para los hombres.
Por otro lado, resaltó la falta de a la tecnología y canales educativos, cifrando un 65 % en Ciudad de Panamá, 45 % en otras áreas urbanas como San Miguelito, 25 % en áreas rurales y tan solo 10 % en comarcas, indicando que esto, de ser mejorado, podría reducir el desempleo y la informalidad.
Soluciones y desafíos institucionales 4oz55
Soto destacó la importancia de la labor docente, atribuyendo parte de la problemática a la "falta de capacidad institucional" y "disposición política" para implementar soluciones.
En cuanto a los programas existentes, ejemplificó "Aprendamos Todos a Leer", implementado por el MEDUCA, resaltando que aunque la impresión de guías para este y otros programas comenzó de manera reciente, es crucial asegurar que estas iniciativas lleguen a todos los estudiantes, no solo a los de difícil .
A pesar de iniciativas como el programa "Ester" (que costó 30 millones de dólares y no se utiliza), el representante explicó que el a internet es limitado, donde solo el 45 % de los estudiantes accedieron a clases en línea durante la pandemia, proponiendo el uso de televisión y radio como vías para llevar el material educativo, subrayando la necesidad de capacidad institucional y disposición política para mantener estos canales activos y accesibles.
En síntesis y según Soto, la situación educativa en Panamá es alarmante debido a la acumulación de días de clase perdidos, la acentuación de la desigualdad y el impacto negativo en el empleo juvenil, insistiendo en que la solución requiere una mayor capacidad institucional y una fuerte voluntad política para implementar y expandir los programas existentes, asegurando así el universal a una educación de calidad.